Pienso que para responder esta pregunta debemos fijarnos en dos grupos distintos de personas interesadas en el béisbol: los que dirigen a los equipos de béisbol y los que comentan los juegos o son simples aficionados.

No podemos subestimar los conocimientos y la experiencia de los que dirigen a los equipos de béisbol (gerentes generales, managers, coaches) y tampoco de los scouts. Todos ellos tienen un conocimiento de primera mano de lo que ocurre en el campo de juego y alrededor de él que no tienen los que no tienen acceso a ese círculo íntimo. Saben distinguir, por supuesto, a un buen pelotero de uno que no lo es, si alguien está bateando o lanzando bien o mal, si a un bateador le hace daño un determinado tipo de lanzamiento, si un segunda base ejecuta bien los double plays o no, si un outfielder tiene buen brazo o no lo tiene, si un muchacho tiene buena disposición para aprender o es un engreído, si un pitcher pierde la paciencia cuando las cosas le van mal, si a un pitcher se le puede robar una base con mayor facilidad, etc. Pero no lo saben todo y a veces se equivocan. El libro “Moneyball” relata un ejemplo de eso, contando como Billy Bean se enfrentó con sus scouts haciéndoles ver el valor del OBP. El conocimiento del efecto de ciertas jugadas sobre la producción de carreras le hizo ver a muchos managers que generalmente no tiene mucho sentido tocar la bola, robar una base o conceder un boleto intencional (sin embargo, hay algunos que tercamente se aferran a este tipo de “estrategias”). Las modernas métricas defensivas hicieron ver que Derek Jeter y muchos otros como él no son realmente buenos shortstops. La simulación demostró que el orden al bate no es tan importante como muchos creían. Los “win shares” y luego los WAR han ayudado a apreciar mejor la contribución real de un pelotero al éxito de su equipo. Así podríamos continuar mencionando ejemplos importantes de como mejores técnicas de análisis están ayudando a los equipos a tomar mejores decisiones.

Los periodistas y los fanáticos, en general, han sido más reacios a valorar las nuevas técnicas de análisis. El promedio al bate, las carreras empujadas, los jonrones, los juegos ganados, la efectividad, los ponches y el promedio de fildeo siguen siendo para la mayoría las unicas estadísticas que miden adecuadamente el desempeño de los peloteros. No importa que se les demuestre que el OPS, el FIP y el DRS, por ejemplo, son estadísticas mucho más útiles y confiables. La tradición pesa mucho y los que se desvían de ella son vistos como tipos raros que quieren echar a perder las cosas con unas estadísticas que nadie entiende.

Pero el progreso es indetenible. En la medida en que los expertos en “sabermetrics” sigan aportando conocimientos útiles al béisbol, esta nueva forma de ver el juego se irá imponiendo.