Acabo de terminar de leer el libro “El alma del béisbol” (“The soul of baseball”) de Joe Posnanski. Es un libro sobre Buck O’Neil, jugador de las Ligas Negras. Posnanski lo acompañó en el último año de su vida (murió de 94 años), recorriendo los Estados Unidos para hablar sobre las Ligas Negras. Posnanski ofrece un buen retrato de O’Neil, de su buen carácter, de sus muchos amigos (sobre todo Satchel Paige), de su pasión por el béisbol y de su orgullo de haber sido un jugador de las Ligas Negras. O’Neil fue primera base y manager en las Ligas Negras y luego coach y scout en las Grandes Ligas. No logró ser electo para el Salón de la Fama y eso le causó cierta tristeza, pero quizás no tenía los méritos suficientes como pelotero, aunque sí como “hombre del béisbol”.

Posnanski, cosa rara en él, prácticamente no ofrece ningún número en su libro, así que tuve que ir a otra parte para ver las estadísticas de O’Neil como pelotero. Lamentablemente, las estadísticas de las Ligas Negras son incompletas y poco confiables. En todo caso, las estadísticas disponibles dicen que comenzó a jugar como regular a los 26 años y su mejor temporada fue probablemente cuando tenía 34 años y acababa de regresar de dos años de servicio militar, en la Segunda Guerra Mundial. A los 39 años jugó su última temporada regular, cuando las Ligas Negras ya se encontraban en declive –al igual que él- pues los negros ya podían jugar libremente en Grandes Ligas. No fue un bateador de poder ni muy rápido, a juzgar por sus números de HR, SLG y SB, pero fue un buen bateador de promedio, bateando en seis temporadas sobre .300 para terminar con un promedio de por vida de .288.