El futuro del estadio de los Tampa Bay Rays sigue rodeado de incertidumbre y complicaciones. El proyecto de $1.3 mil millones para un estadio en el distrito Gas Plant de St. Petersburg, que forma parte de un ambicioso plan de revitalización de $6.5 mil millones, enfrenta retrasos significativos debido a conflictos políticos y daños causados por huracanes recientes.
El Pinellas County Board y el consejo de la ciudad de St. Petersburg han obstaculizado el financiamiento del estadio. Además, el cambio de composición política del Board agrava la situación: los nuevos miembros electos, Vince Nowicki y Chris Scherer, se oponen al proyecto. Esto ha llevado al equipo a considerar extender su estadía en el Tropicana Field, a pesar de los problemas de infraestructura del recinto.
Por otro lado, los Rays siguen ajustando su roster para mantener su competitividad. Adquirieron al lanzador derecho Eric Orze desde los Mets. Orze tuvo un sólido desempeño en AAA con una efectividad de 2.92 en 43 juegos. Sin embargo, para obtenerlo, los Rays cedieron a José Siri, un jardinero central con habilidades defensivas élite pero que bateó solo .187 en 2024.
Adicionalmente, el equipo designó para asignación al zurdo Richard Lovelady, transfirió al infielder Austin Shenton a Seattle y añadió al jardinero Jake Mangum al roster de 40 jugadores.
Reflexión para el cafecito…
Estos movimientos reflejan una estrategia equilibrada: los Rays priorizan profundidad en el bullpen mientras sacrifican ofensiva inconsistente. La situación del estadio, por su parte, pone en riesgo no solo el cronograma de construcción, sino también su estabilidad en la región. Un retraso de 10 años podría tener consecuencias deportivas y económicas importantes para el equipo.
La próxima reunión del Pinellas Board en diciembre será crucial para definir el rumbo del proyecto. Por ahora, los Rays mantienen su lema de “we’re here to stay”, pero los obstáculos en el camino no dejan de crecer.
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frank.pereiro