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Minnie Miñoso

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(@mtortolero)
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He estado reuniendo material sobre Minnie Miñoso y entre las cosas que he encontrado en la internet esta este articulo publicado en la revista cubana Carteles en 1952, en la cual se hace evidente un dato que es controversial en Miñoso: su verdadera edad.
Lean el articulo y pongan atencion a los años en que Miñoso comenzo a jugar beisbol semipro y profesional en su nativa Cuba y despues chequen la fecha de nacimiento que aparece en baseball-reference.com, veran que algo anda mal.
En este mismo thread voy a publicar algunos otros datos sobre la carrera de este jugador tanto en las Ligas Negras como en las Grandes Ligas que espero ayuden a su caso para nuestro Alter Hof.
El link del articulo es el siguiente:
http://www.guije.com/public/carteles/33 ... index.html
Y aqui esta el articulo:
Cómo ven a Miñoso en el Norte
Carteles
11 de Mayo de 1952

Tratamos de reproducir el artículo “Cómo ven a Miñoso en el Norte” por Jess Losada lo más fiel posible a como aparece en la revista Carteles, edición que circuló el 11 de Mayo de 1952.Hacemos arreglos mínimos para actualizar la acentuación ortográfica.

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“Cómo ven a Miñoso en el Norte”
“Por Jess Losada”

“Miñoso, que nació en Perico y estreno sus anhelos beisboleros en el Central España es un ejemplo de lo positivo que es el deporte en los países libres del mundo. De cuna humilde, de mente despejado y tenaz, Orestes siguió su vocación beisbolero como la siguieron los grandes del deporte de todos las latitudes. Miñoso pertenece al mismo molde de los Dempsey, Babe Ruth, Jesse Owens, Hogen, Weissmuller y entre los nuestros, Befo Avila, Carrasquel, Rodríguez Olmo, Chocolate. Es una fórmula sencillo, emotivo, democrático, que lleva al hombre modesto, de arcilla de pueblo, a las cimas del reconocimiento público.”

“Desde mayo de 1951 hasta la fecha, el pelotero que más atención pública ha recibido se llama Orestes Miñoso. El producto de los campos azucareros de Perico, Matanzas, se ha convertido en figura de primera magnitud publicitaria en el mundillo deportivo de los Estados Unidos. En Cuba se ha escrito mucho menos y se conoce mucho menos de Miñoso que en el Norte. No hay revista que no haya publicado un feature largo y nutrido de la vida deportiva, social y cívica de este fantástico pelotero que electrizó a los parroquianos de las grandes ligas con su actuación de 1951.

“Miñoso alcanzó estatura de grande del béisbol en un solo año; su primera temporada completa en las Mayores. El día primero de mayo de 1951, Miñoso fue adquirido por el Chicago Medias Blancas en una triple negociación con los Atléticos e Indios; ese mismo día debutó en tercera base y animó un home run de heroico metraje. Y durante toda la campaña fue la chispa inspiradora del equipo que volvió a sentir ansias de campeonato. Chicago, la ciudad de los grandes lagos, se vistió de emoción y convirtió a Minnie en su ídolo. 1,328,234 personas pagaron su entrada para ver a la nueva sensación en sepia que, junto al fenomenal Carrasquelito, Nellie Fox, Eddie Robinson, Saul Rogobin, Billy Pierce y el flamante piloto Paul Richards, estaba convirtiendo al club de la familia Comiskey en una posibilidad titular. Durante 34 días, los medias albas se mantuvieron en el primer lugar de la Liga Americana y cuando terminó la zafra Miñoso había hecho historia sensacional en los anales del béisbol grande. Terminó en segundo lugar de la ofensiva del circuito americano con un promedio de .326; fue líder en triples con 14 y máximo estafador de bases con 31. Miñoso fue el blanco favorito de los lanzadores enemigos que lo tocaron 16 veces con lanzamientos al cuerpo y a la cabeza. Tres veces fue lastimado seriamente; pero el ilustre ciudadano de Perico siempre se incorporaba, olvidaba sus dolores y seguía marcando el paso alegre y agresivo en la espectacular carrera del club. Se discutió el caso de Miñoso y los frecuentes dead-balls. ¿Había indicios de racismo en este continuado ataque a la cabeza del negro cubano? Paul Richards explicó: "Es que Miñoso no cede terreno al pitcher. Se para en el plato, bien plantado, decidido y espera el lanzamiento que le gusta, sin importarle las consecuencias. No lo hay más valiente en todo el béisbol".

“Si Miñoso se dedicara a colocar en un álbum las opiniones de los grandes magnates y estrategas de las Mayores, lograría un grueso texto de alabanzas y halagos. Bill Veeck lo vio jugando en un desafío crucial con los Yankees durante la pasada temporada y sentenció: "No hay jugador en las Mayores actualmente que pueda ofrecer más emoción al fanático y al crítico que este Miñoso. Lo considero el más valioso a su club por su juego, por su animación, por su irresistible imán". Paul Richards, el manager chicagoense, es un perenne agente de la grandeza de Miñoso: "Debutó con un jonrón y otro jonrón adornó su último juego de la temporada de 1951. Entre el primero y el segundo, Minnie hizo todo lo que hace un consagrado del béisbol"

“Casey Stengel, manager de los Yankees, elogia a Miñoso: "Ojalá lo tuviera en mí club. No me preocuparía por la perdida de Joe DiMaggio. Es como si fueran dos o tres jugadores plasmados en un solo esqueleto humano". Stengel sabe apreciar. ¡Cómo que Miñoso mantuvo un promedio ofensivo superior a .300 contra los lanzadores yankees a través de toda la temporada!... Y fue siempre una constante preocupación en las bases.

“Bob Lemon, excompañero de Miñoso en los días aburridos de Cleveland, una vez sufrió un jonrón, un hit y una base robada de Miñoso. Después del juego, el cubano fue a visitar a sus viejos amigos en los camarines. Hablaron de muchas cosas y Miñoso se mostró complacido porque los lanzadores indios le respetaban la testa. ¡Ni un solo deadball de Lemon! Orestes explicó en su inglés chapurreado: "No pelotazo en la cabeza porque tú amigo mío; yo también amigo tuyo"... Lemon, con su vena humorística en plena producción, ripostó: "Pero, Minnie, ningún amigo mío me obsequia con un jonrón y un hit en un mismo día... Has dejado de ser amigo de verdad".

“Bucky Harris también está incluido en la espontánea claque de Miñoso. "El sueño, el ideal de un manager de pelota, es tener a nueve hombres como Miñoso en su team, ¡pero esas cosas no se dan!

“En septiembre, 1951, las esperanzas de los Medias Blancas se habían esfumado, pero el entusiasmo del fanatismo de Chicago por Miñoso se mantenía a todo vapor. Se decretó el día de Miñoso en el parque Comiskey y el cubano fue objeto de ricos halagos sentimentales y también de testimonios materiales. Cuando llegó a su casa tenía un automóvil, un televisor, dos radios, una cámara de tomar películas, maletas, relojes y trajes. A su llegada a La Habana en octubre, Miñoso fue objeto de múltiples demostraciones de cariño. El presidente Carlos Prío lo recibió en Palacio y regaló un cheque de $500 para contribuir a la fabricación de su casa. Un comité de Perico logró reunir miles de dólares. Fueron tantos los homenajes -Miñoso no desdeñó uno solo-que el héroe del Chicago perdió la forma y tuvo una pobre temporada con el Marianao. Hoy, en su segundo año de liga grande, Miñoso está luchando con el llamado jinx o jettatura, que es el virus psicológico que afecta a muchos grandes de primer año. No se trata, claro, de un problema del Más Allá. El fenómeno del segundo año se explica fácilmente si se considera que el novato que triunfa en su primera temporada lleva al segundo año la responsabilidad de mantener su prestigio y tiene que luchar contra la organización defensiva de los clubes rivales. En su primer año, Miñoso no tenía meta fija; su objetivo era hacer todo lo más posible. En su segundo año tiene la preocupación de no caerse del pedestal. En su primer año los coaches, los catchers, los lanzadores y los managers no lo conocen a fondo. En su segundo año ya conocen sus debilidades y saben cómo lanzarle, cómo tratarle en las bases. Pocos conocen el complejo sistema de espionaje que utilizan los clubes de las Mayores para descifrar el estilo, la forma, la idiosincrasia, de cada jugador. Y únicamente los verdaderamente grandes pasan esta prueba psicológica del segundo año. Miñoso ha comenzado este año de 1952 con menos pujanza que el pasado. Pero está reaccionando y, además, es prematuro para juzgar lo que podrá hacer de aquí a septiembre. ¡Bien merece la extensión de un crédito!

“Cuando un atleta alcanza el estrato de estrella, la fórmula de escudriñar su pasado-la historia de su vida-es un expediente irremediable. Pero en esta pauta, que nunca deja de ofrecer un patrón de interés humano, se revelan las causas básicas del triunfo individual y se comprende hasta que punto hace falta en la vida coraje, consistencia y fe para llegar a la meta. Miñoso lucho como lo hacen todos los luchadores que llegan a la meta de sus aspiraciones. Venció obstáculos y defendió el ideal que matizaba su triste existencia de obrero pobre. A los 14 años de edad -1937- Orestes trabajaba en La Lonja, colonia del Central España. Sus pupilas habían retratado un ideal que se había convertido en obsesión. Había visto en acción a Martín Dihigo, el gran jugador cubano. Y le encantó su manera de jugar a la pelota. Desde entonces hizo un apunte mental: "Quisiera poder jugar algún día como Dihigo". Organizó su team en Perico. Fue catcher porque hacía falta un receptor y nadie quería la posición detrás de la máscara. La mamá no quería que fuera pelotero... pero si insistía en serlo, que no fuera catcher.

“Orestes entonces jugo otras posiciones. La que fuera necesario jugar. Una vez lanzó un juego de "no-hit-no-run". Jugaba el infield o el outfield. La mamá murió antes de que Orestes cumpliera 18 años. Nunca lo vio convertido en jugador de primera clase. En 1944, durante el tiempo muerto, visito a una hermana en la capital y consiguió trabajo en la fábrica de dulces La Ambrosía. Y claro, jugó con el team de La Ambrosía. El padre, en Perico, siguió el patrón de muchos padres: "No debes matar el tiempo jugando a la pelota... tienes que estudiar para ser algo en la vida... Si sigues así te pesará algún día..." Pero no le ha pesado a Orestes. Hoy gana muchos miles de dólares y la mayor parte del dinero que gana lo gasta con su familia, pues sigue siendo soltero.

“Sus primeros pasos profesionales no fueron muy exitosos. Dejó La Ambrosía en 1945 y se fue a Santiago de Cuba a jugar semipró. De aquí fue firmado para el club Marianao, con su primer buen sueldo de pelotero. Bateó .301 en su primer año profesional y fue elegido el "rookie del año". En 1946 Fernández se lo llevó para Nueva York, para jugar con los New York Cubans. No fue un éxito instantáneo con los Cubans, pero lo firmaron para 1947, porque el muchacho tenía mucho empeño en dar la talla y exhibía una velocidad y un coraje poco comunes. Ese fue su año decisivo. Bateó para .339 y fue observado por Abe Saperstein, el empresario de los famosos Harlem Globe-trotters -basketbolistas de fantasía- que en aquella época revisaba el material humano en las ligas de color para Bill Veeck, que operaba entonces a los Indios de Cleveland. En 1948 Bill Veeck lo firmó, enviándolo a la sucursal de Cleveland, en Dayton. En 1949 reportó al campo de entrenamiento de los Indios en Tucson, Arizona. Pero allí estaban Al Rosen y Ken Keltner, que lucían superiores a Miñoso. El cubano fue olvidado. Lo enviaron a San Diego, otra sucursal india. Jugó la temporada de 1950 con San Diego. Bateó .340, incluyendo 20 cuadrangulares, 10 triples, 40 dobles y 30 bases robadas. Anotó 130 carreras y empujó 115. En 1951 se incorporó a los Indios de Cleveland. Pero no podía jugar de regular. Rosen se mantenía en tercera y Al López, el director de los Indios, tenía más fe en el negro Harry Simpson para el outfield que en Miñoso. La tarea de Orestes durante el primer mes con los Indios se redujo a sustituir a Easter en primera en algunas ocasiones. Pero si los Indios no encontraban un puesto adecuado en las líneas regulares para Miñoso, había un hombre que lo recordaba porque mucho trabajo le había proporcionado el cubano bateando y robándose bases. Ese hombre era Paul Richards, el nuevo manager de los Medias Blancas, que había sido piloto de los Rainers de Seattle y que tenía a Miñoso en un club rival. Así se consumó el triple negocio que convirtió a Orestes en propiedad del Chicago. Y así se escribe la historia de un big leaguer. ¿Quién sabe si Miñoso se hubiera desalentado en el banco de los Indios? Este rescate, en el momento crucial de su carrera, puede haber sido el estímulo psíquico que convirtió a Orestes Miñoso en un consagrado de las Mayores. Y ahí está la lección básica para todo jugador con aspiraciones: El camino es duro, difícil, poblado de obstáculos. No basta con ser bueno... ¡también hay que tener coraje y consistencia para esperar la oportunidad!

| Publicación del 11 de Mayo de 1952 |


   
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(@mtortolero)
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A continuacion esta la biografia (en ingles) que esta en el site de la SABR.
Muchos de los datos coinciden con lo que se lee en el articulo de la revista cubana.

http://bioproj.sabr.org/bioproj.cfm?a=v ... 3&bid=1437

"Minnie Minoso
by Mark Stewart

In February of 2006, Orestes "Minnie" Minoso was preparing himself for the day he had anticipated for many years. Considered by a significant group of historians, statisticians and old-time fans to be among the best baseball players not enshrined in the Hall of Fame, Minoso awaited the voting results of a special panel that would open the gates of Cooperstown to overlooked and underappreciated stars of black baseball. However, when the names of the enshrinees were announced, Minoso's was not among them.

Minnie Minoso was born Saturnino Orestes Arrieta, on November 29, 1922, in El Perico, Cuba, a town near Havana. Arrieta was his mother's maiden name, while his father's name was Carlos Lopez. Both labored in the sugar cane fields outside of the big city. Minnie had two sisters and two half-brothers.

Minnie did not like school. During his pre-teen years he quit work in the cane fields and to play ball. When his employer, the Lonja plantation, failed to field a youth team, Minnie organized one himself, finding players and equipment and managing the club. He demanded that his charges learn the signs, and fined them 50 centavos when they missed one. This kind of pride and determination--combined with an ability to get along with everyone--would aid Minnie immeasurably during all phases of his baseball life.

Minnie's sandlot career got its start near his home in El Perico, where his older half-brother Francisco Minoso was already well known. Everyone called the younger boy Minoso, and he did not correct them. The nickname "Minnie" came after he reached the U.S.--in Cuba, he was always Orestes.

Around the age of 14, Minnie saw Martin Dihigo play, and he tried to model himself after the multitalented superstar. Minnie was a cagey opposite-field hitter whose bat was still quick enough to turn on an inside pitch and send it screaming over the left fielder's head. Every at-bat became a game of cat and mouse.

Like his hero Dihigo, Minnie played every position at one time or another as a teenager, but was primarily a catcher. One day, he got whacked on a batter's follow-through. His mother, who was watching from the stands, ordered him to find a new position. He switched to pitcher, and twirled a no-hitter at the age of 18 against a junior all-star team from Central Espana. The victory was bittersweet for Minnie, as his mother had passed away a month earlier.

Minnie wandered around Cuba playing ball and doing odd jobs, using the house of a wealthy family friend, Juan Llins, as a home base. After his 20th birthday, Minnie approached Rene Midesten, who ran the Ambrosia Candy team in Havana. Midesten asked Minnie what position he played. The youngster was in the middle of explaining how he could pitch and catch when he eyed the team's third baseman, who seemed to be having a tough time in the field. He quickly added third base to his résumé.

Midesten liked what he saw and hired Minnie for $2 a game for the 1943 season, plus $8 a week working in the company garage. In his first at-bat for the team he hit a pinch triple to win a game. He earned regular action after that, and finished with a .364 average. Minnie moved up the semipro ladder and took a job as a cigar roller and third baseman with Partagas.

Toward the end of 1945, Minnie made it to the big time--a $150/month contract with Havana's Marianao club, one of the top winter league outfits in the Caribbean. His manager, Armando Marsans, was so impressed that he quickly gave him a raise to $200 to keep him from moving on to greener pastures. Minnie hit .300 that season and was honored as Rookie of the Year.

In 1946, Minnie signed a $300/month deal to play for the New York Cubans of the Negro National League. Alex Pompez, the team's owner, had been tipped off and sent Alex Carrasquel down to sign him before someone else snapped him up. There was a glut of talent in pro baseball at this time with the major leaguers returning from World War II as well as the Negro Leagues and Latino baseball. The Mexican League, vying to become a second major league, enticed players of all colors to jump their contracts and play south of the border. Pompez sensed that Minnie would be a target.

Indeed, he was offered $15,000 by the Mexican League, but honored his Cubans deal and remained in the United States. Besides, rumors were rampant that Mexican Leaguers might be banned from U.S. baseball. That, plus the fact that the Brooklyn Dodgers had signed Jackie Robinson, encouraged players like Minnie to stay in the states.

Minnie played third base for a Cubans team that also featured catcher Ray Noble and pitcher Luis Tiant, Sr. He appeared in 33 official games and finished 1946 with a .260 average in league play. In 1947, Minnie became the NNL's most effective leadoff hitter, batting .294 and helping the Cubans win the pennant. He was also the East's starting third baseman in the All-Star Game. In the World Series, the Cubans beat the Cleveland Buckeyes of the Negro American League.

The man who "discovered" Minnie for American white baseball was Abe Saperstein, of Harlem Globetrotters fame. Saperstein had a keen eye for talent, and he had good contacts through his basketball players--several of whom suited up for Negro League teams to pick up extra cash. Saperstein and old-time scout Bill Killefer took a trip to New York to check out hurler Jose Santiago of the Cubans. They were there on behalf of Cleveland owner Bill Veeck, who had already signed Larry Doby and made him the A.L.'s first African-American player.

Saperstein and Killefer found Santiago in his hotel, but all the pitcher could do was rave about his roommate, Minnie Minoso. Minnie had already been to a tryout with the St. Louis Cardinals, who had not offered him a contract. After watching him in action, Saperstein recommended the Indians sign both players, which they soon did.

Minnie arrived in Dayton of the Central League for the final two weeks of the season, and racked up nine extra-base hits in 11 games and batted a sizzling .525.

Minnie broke camp with the Indians in 1949, making his major league debut on April 19. But he was hardly used, and batted under .200 in limited action. He was sent to the west coast for seasoning, as Cleveland stuck with veteran Ken Keltner at the hot corner. Over the next two seasons, Minnie crushed Pacific Coast League pitching for the San Diego Padres. He hit .297 with 22 homers in '49, then batted .339 in 1950, with 130 runs, 115 RBIs, and 30 stolen bases in the PCL's extended season.

Minnie came north with the Indians out of spring training in 1951, although they had no place to play him. Third base now belonged to Al Rosen, while the outfield was being manned by veterans Larry Doby, Dale Mitchell, and Bob Kennedy. Still, Minnie had proven all he needed to against PCL pitching, so there was no point in keeping him in the minors. He saw some action at first base spelling Luke Easter, but basically spent April on the bench.

On April 30, Minnie was traded to the Chicago White Sox in a major three-team trade that saw Gus Zernial and Dave Philley sent by Chicago to Philadelphia, Lou Brissie move from Philadephia to Cleveland, and several other players change addressed.

The Indians obviously had a win-now mentality, and Brissie addressed an immediate need. Also, the Indians had another "Negro outfielder" coming up named Harry Simpson. They felt he had more power potential than Minnie. Finally, Greenberg had become suspicious of Minnie's commitment when he showed up several days late for spring training. Instead of simply apologizing, Minnie tried to sweet talk the Cleveland brass.

Minnie took the field for his new team against the Yankees on May 1. For the first time, the fans at Comiskey Park were treated to the sight of a black man wearing a White Sox uniform. They liked what they saw. Minnie homered in his first at-bat, belting a Vic Raschi pitch 415 feet. They even forgave him after a late-inning error at third allowed New York to score the winning runs. Two weeks later, the team went on a 14-game winning streak, and Minnie was the toast of the town. The fans even gave him his own day later that season, marking the first time the White Sox had ever feted a rookie in this manner.

Minnie split the rest of the year between left field and third base, becoming a full-timer in the outfield after the White Sox acquired veteran Bob Dillinger from the Pittsburgh Pirates to handle the hot corner. With speedy young Jim Busby did hitting .283 and swiping 26 bases, second on the club to Minnie's league-leading 31, and shortstop Chico Carrasquel adding 14 steals, Chicago made up for the fact that it had only one power threat in their lineup, first baseman Eddie Robinson. The Go-Go Sox were starting to take shape.

Minnie also slashed his way to a .324 average, second in the AL to Ferris Fain's .344. Minnie's 14 triples were the most in baseball in 1951, and his 112 runs fell just two shy of the league lead. In July, he was selected for the All-Star Game--his first of seven appearances. Gil McDougald edged Minnie for Rookie of the Year honors, but fans on the South Side would not have traded their Cuban speedster for three McDougalds.

The White Sox, expected to be a .500 club in '51, won eight more games than they lost. Interestingly, at the end of the season, the April trade looked like a win-win-win deal for Cleveland and Chicago. Brissie gave the Indians exactly what they wanted from him, Zernial led the AL in homers and RBIs, and the Sox had a top-of-the lineup hitter to pair with emerging star Nellie Fox.

Minnie was a revelation to Chicago fans with his relentless hustle and base-stealing ability. Whenever he reached base, the fans in Comiskey Park would chant, "Go! Go! Go!"

Among the many memorable plays he made during that season was came against the Tigers. Minnie lit out for second on a pitch by Detroit's Bill Wight, which skipped past catcher Joe Ginsberg. Minnie never broke stride, and as he neared third he saw Ginsberg picking up the ball and rubbing it. Minnie kept on going, and slid into a pile of three Tigers who had all converged at home plate in a panic--Wight, Ginsberg and first baseman Walt Dropo. Ginsberg held on to the ball but missed the tag.

Minnie infuriated enemy pitchers with his ability to "steal first." Crowding the plate, he was an expert at leaning in and getting hit by inside pitches, having learned to rotate away at the moment of impact to lessen the severity of the blow. He was plunked a league-leading 16 times in 1951, and repeated as the hit-by-pitch leader in nine of the next 10 seasons.

The 1952 White Sox continued their rise to respectability, finishing in third place, though with the same 81-73 record. Billy Pierce was beginning to establish himself as the staff ace, and the bullpen performed wonderfully. The one-two punch of Minoso and Fox helped the club squeeze 600-plus runs out of a .252 team average and just two extra-base hits per game. Minnie the league with 22 steals, batted .281 and had the second-highest slugging mark on the White Sox at .424. He also established himself as the team's everyday left fielder. Minnie had a few adventures out there, but his speed made up for some mistakes, and his arm was more than adequate, even in cavernous Comiskey Park.

Though not quite a baseball superstar at this point, Minnie loved to play the part. He was difficult to miss when he hit the streets of the Windy City. He drove a green Cadillac, wore brilliantly colored silk shirts and wide-brimmed hats, sported an enormous diamond ring, and carried a roll of $100 bills in his shirt. That Caddy made the trip back and forth from Chicago to Havana for many years, with an annual stop in Florida for spring training.

In 1953, at age 30, Minnie did indeed blossom into one of the AL's best all-around hitters. He batted .313, topped the 100 plateau in runs and RBIs, and helped carried the Sox offense, with Nellie Fox and center fielder Jim Rivera. Billy Pierce won 18 times and led the league in strikeouts, and the bullpen came through again as Chicago racked up 89 victories. A spring winning streak by the Yankees made a run at the pennant out of the question, but the White Sox seemed to be just one power hitter away from challenging New York and Clevelnd for supremacy in the AL.

The team's new slugger turned out to be Minnie. He crashed 19 home runs and fashioned a .535 slugging average in 1954. In fact, he reached double-figures in all three extra-base categories, joining Mickey Mantle and Mickey Vernon as the only batters in the junior circuit to accomplish this feat. Minnie finished the year with a .320 average and 119 runs scored, and the White Sox rose to 94 wins. However, a record-setting season by the Indians coupled with a hard-luck year for Pierce kept Chicago in third place.

An episode that season in a game against the Yankees illustrates what a novelty Latino players still were in major league baseball during the mid-1950s. Casey Stengel, always looking for an edge, ordered utility infielder Willie Miranda to curse at Minoso hoping to distract him in the batter's box. Miranda assumed a menacing pose, and in a harsh-sounding tone invited him out to dinner after the game. Minoso played along, shaking his fist at Miranda and replying in an equally menacing tone that he would be delighted. He stepped back into the box and smacked a game-winning triple.

That winter, Minnie took a break from winter ball after a dispute with Marianao club officials. He had played for the team each off-season except 1949-50 since leaving Cuba. These campaigns often involved 70 games or more, and Minnie probably did not mind the rest, though fans certainly missed him. He was a great favorite of Latino crowds. Whereas he was labeled as "colorful" in the U.S., Minnie was considered fairly serious and businesslike in Cuba. Cuban baseball fans would have preferred him to be more of a hot dog, and probably would have liked him in a Almendares or Habana uniform. Minnie would resume his winter baseball activities after the 1955 season, finally retiring from Cuban ball in 1961. Minnie led the winter league in batting in 1956-57.

In '55, the White Sox finally added some beef to their lineup in the person of Walt Dropo. Although Dropo did not deliver huge numbers, he anchored a lineup that was good enough to win 91 times and finish just five games out of first place. Marty Marion, who took over from Richards in the dugout toward the end of 1954, was now the full-time skipper. He watched as Pierce returned to form with a sparkling 1.97 ERA, and Dick Donovan--picked up from the Tigers--won 15 games to give Chicago a formidable one-two pitching punch. Minnie had a solid year, batting .288 with 10 homers and 19 stolen bases.

After the season, Minnie was traded away when the White Sox were offered a deal they hated to make but could not refuse. The Indians packaged Al Smith--a similar player to Minnie who was five years younger--and Hall of Fame hurler Early Wynn. Chicago utilityman Fred Hatfield was also part of the trade. Though just four years removed from its great '54 season, Cleveland was almost unrecognizable. Bobby Avila was the only regular left from that pennant-winning squad. The team's big slugger was now Rocky Colavito. The club had talent--including young players like Mudcat Grant, Gary Bell, Russ Nixon, Roger Maris and Gary Geiger--but manager Bobby Bragan couldn't turn his roster into victories, and was fired after 67 games. Unfortunately for the Tribe, one of the youngsters that got away that summer was Maris, traded to the A's for Vic Power and Woodie Held.

The Indians improved under new skipper Joe Gordon, and Minnie turned in his usual fine year. He led Cleveland with 168 hits, 94 runs and 14 stolen bases, and finished second on the team to Colavito with 24 homers, 80 RBIs and 25 doubles. The Indians snuck into the first division with a late surge to end up at 77-76.

Minnie's late-career power was a rarity in those days, but few fans were surprised. Although fleet of foot, he was perceived as being a muscle man for much of his career. He tended to wear a bulky uniform, and pulled his pants down well below his knees. Minnie also walked like a big man, with his toes pointed outwards. Stripped down, however, he was the same wiry 175-pounder who broke into the big leagues a decade earlier.

The Yankees finally had an off-year in 1959, and it seemed as if Minnie was in the right place at the right time for the first time. Cleveland looked golden as the summer played out, fighting for first place with Minnie's old team in Chicago. But the pesky Sox just would not go away, and they passed Cleveland at the end of July. When the two teams met for a four-game set in late August, the Tribe was swept and never made up the difference, losing the pennant by five games.

On paper, the Indians could have won. Colavito was the AL home run champion, Held crashed 29 homers, and Minnie chipped in with 21. Tito Francona, picked up in a winter trade, nearly won the batting title. But the White Sox got the clutch hitting and pitching a pennant-winning club needs and the Indians did not.

After the season, Chicago owner Bill Veeck promised Minnie a championship ring for being one of the original Go-Go Sox. Taking it a step further, he also traded to get his old friend back. And thus, on Opening Day, Minnie was wearing his familiar Sox uniform. He celebrated by hitting a pair of homers, which ignited the fireworks on Veeck's new $350,000 scoreboard. Minnie had a good year for the defending champions, leading the AL with 184 hits and pacing the club with 105 RBIs. But the Yankees were back on their game and the young pitchers of the Baltimore Orioles had matured, relegating the Whites Sox to third place with an 87-67 record.

Worse than that, a series of trades--including the one for Minnie--gutted the White Sox of its best young players. Gone in the Minoso trade were Norm Cash and Johnny Romano. Earl Battey and Don Mincher were also dealt, for Roy Sievers. Also gone was Johnny Callison, traded to the Philadelphia Phillies for third baseman Gene Freese--who then was sent to the Reds and contributed to Cincinatti's 1961 pennant. No one took it out on Minnie, who was still a God-like figure to Comiskey fans.

The '61 White Sox spent most of the year chasing the Tigers and Yankees. They finished with 86 wins, in fourth place. Minnie was his usual productive and durable self, batting .280 in 152 games. His stolen base total dipped into single-digits, but he still ran the bases aggressively, and there was plenty of pop left in his bat. Enough pop, at least, for St. Louis to roll the dice on him. With Veeck no longer in control of the Sox, the new owners shopped Minnie over the winter and the Cards--looking for a veteran outfield mate for Curt Flood and Stan Musial--decided to give him a shot. Unfortunately, a broken wrist limited Minnie to just 39 games and a .196 average. His next stop was in Washington, where he served as an outfield reserve for the Senators in 1963. With three power hitters--Don Lock, Jim King and Chuck Hinton--in the starting lineup, Minnie mostly saw action when King was benched against tough lefties. This was reflected in his .229 average.

In 1964, Minnie returned to Chicago for his third stint with the White Sox. He served as a pinch-hitter and sometimes first baseman during a thrilling pennant chase between the Sox, Orioles and Yankees. Chicago lost the pennant by a single game. Minnie also logged time with Class-AAA Indianapolis that season, batting .264 in 52 games.

The end was near. The wheels were gone, and he could no longer line good fastballs into the gaps. Though it was time to leave the major leagues, Minnie's status in the sport made him a big drawing card throughout the Caribbean. In 1965, he started a second career with Jalisco of the Mexican League. Now almost strictly a first baseman, he batted .360 in his first season, and led the league with 106 runs and 35 doubles.

Minnie had another big year for Jalisco in 1965, batting .348. Over the next eight seasons he would also suit up for league clubs in Orizara, Puerto Mexico and Torreon. In 1973, at the age of 50, Minnie played in 120 games and hit .265 with 12 homers and 83 RBIs. After that season, he finally called it quits.

Minnie's retirement lasted until Bill Veeck regained control of the White Sox. In 1976, he hired Minnie as a coach, then talked him into playing a game as a DH at age 53. He went hitless against the California Angels in four at-bats. One day later, Minnie singled as a pinch-hitter. He remained with the team as a coach through 1978, and reappeared in a White Sox uniform in 1980, making two official plate appearances to join Nick Altrock as baseball's only five-decade players.

In 1993, at the age of 70, Minnie signed a contract with the independent St. Paul Saints. He grounded out in his only at-bat for the team. The ball and bat were sent to Cooperstown to mark the moment when pro baseball had its first six-decade player. In 2003, Minnie was at it again, pinch-hitting for the Saints. He took three pitches for balls, then let a fourth pitch go by and trotted toward the first base bag, still hoping to "steal first." The umpire would have none of it, calling a strike, Minnie fouled off the next pitch before letting ball four pass and walking into the history books as a seven-decade pro. His contract, prorated for one game, paid him 32 bucks.

Whether Minoso makes it into the Baseball Hall of Fame remains to be seen. Minnie got a late start due largely to the color of skin, and still had many great seasons during the 1950s. He has continued to work around the game--and for it.

"If it's meant to be, it's meant to be," Minnie said about yet another near miss at enshrinement. "I am truly honored to be considered. I've given my life to baseball, and the game has given me so much. That's what matters most to me."

Sources

A version of this biography originally appeared at www.jockbio.com.

"Major League Minnie," by Furman Bisher, Sport, August 1954.

"Make Mine Minoso," by David Condon, Baseball Digest, July 1960.

"Minoso Keeps Rolling Along," by Bill Furlong, True Baseball Yearbook, 1961.

"Orestes Minoso: Speed Merchant," by John C. Hoffman, Baseball Digest, October 1951.

"Minnie Minoso Added an Unforgettable Touch to the Game," by John Kuenster, Baseball Digest, January 2005.

"Minoso Ought to Pay Me!," by Frank Lane as told to Warren Brown, Sport, July 1955.

"Minnie Draws a Crowd," by Hal Lebovitz, Sport, August 1958.

"Minoso Back at Bat," by John Millea, Minneapolis Star Tribune, July 17, 2003.

"Mighty Minnie of the White Sox," by Edward Prell, Baseball Digest, October 1954.

"No Love for Minnie Again In Latest Hall of Fame Voting," by Phil Rogers, Chicago Tribune, February 27, 2006.

"Minnie Minoso's Big Secret," by Bill Surface, Sport, May 1961.

"On Deck for Hall of Fame," by Dave van Dyck, Chicago Tribune, February 26, 2006.

Books

The Negro Leagues Book, Dick Clark and Larry Lester, Editors, SABR, 1994.

Encyclopedia of Major League Baseball Teams, Donald Dewey and Nicholas Acocella, Harper Collins, 1993.

The Pride of Havana: A History of Cuban Baseball, Roberto Gonzalez Echevarria, Oxford University Press, 1999.

Baseball Stars of 1961, Minnie Minoso and Al Smith by Bill Furlong, Ray Robinson, Pyramid Books, 1961

The Bill James Historical Baseball Abstract, Bill James, Villard Books, 1985.

Cult Baseball Players, Tom Mortenson, Danny Peary (ed.), Simon & Schuster, 1990

Sport In Cuba, Paula J. Pettavino and Geralyn Pye, University of Pittsburgh Press, 1994.

Viva Baseball! Latin Major Leaguers and Their Special Hunger, Samuel O. Regalado, University of Illinois Press, 1998.

The Biographical Encyclopedia of the Negro Leagues, James A. Riley, Carroll & Graf, 1994.

The Ballplayers, Mike Shatzkin, Editor, Arbor House, 1990"


   
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(@mtortolero)
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Entre 1945 y 1950 Minnie Miñoso jugo en las Ligas Negras durante 4 años, 2 años en las Ligas Menores de los Indios de Cleveland y paralelamente en la liga invernal cubana. Estas son las estadisticas en cada una de ellas:

YEAR LG AGE POS AVG OBP SLG ops+ sfws
---------------------------------------
1945 NL 20 OF .286 .362 .384 108 11.8
1946 NL 21 OF .244 .314 .345 87 10.6
1947 NL 22 OF .257 .329 .336 77 12.5
1948 NL 23 OF .272 .345 .402 102 9.7
1949 NL 24 OF .269 .326 .420 99 13.4
1950 NL 25 OF .307 .385 .439 116 22.2
========================================
.272 .343 .385 97 80.2

CENTRAL LEAGUE
YEAR LG TM AGE PO TMG G AB H TB 2B 3B HR SB BB K AVG SLG
1948 CL DAY 26 3B/2B 11 40 21 33 7 1 1 6 .525 .825

PACIFIC COAST LEAGUE
YEAR LG TM AGE PO TMG G AB H TB 2B 3B HR SB BB K AVG SLG
1949 PCL SD 27 OF 188 137 532 158 257 19 7 22 13 51 59 .297 .483
1950 PCL SD 28 3B/OF/SS 200 169 599 203 323 40 10 20 30 58 66 .339 .539

CUBAN WINTER LEAGUE
YEAR LG TM AGE PO TMG G AB...H TB 2B 3B HR AVG SLG
1945 CWL MAR 23 OF.. 60 37 143 42 53 7 2 0 5 .294 .371
1946 CWL MAR 24 OF.. 66 64 253 63 82 9 5 0 7 .249 .324
1947 CWL MAR 25 OF.. 72 70 270 77 121 15 13 1 7 .285 .448
1948 CWL MAR 26 OF.. 72 69 260 69 99 8 5 4 9 .265 .381
1950 CWL MAR 28 OF.. 72 66 252 81 117 12 6 4 10 .321 .464


   
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(@alberto-silva)
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En el ensayo- entrevista de Milagros Socorro sobre el Chico Carrasquel, éste comenta que Miñoso fue su gran amigo y excelente pelotero. Habla sobre la discriminación de la que era objeto Miñoso en esa época (muchas veces, en la carretera, no podía bajar del autobús para comer con los demás en un restaurante, porque no lo dejaban entrar, y Carrasquelito le llevaba la comida al autobús). En cuanto a su edad, dice textualmente: “Cuando yo empecé en las Grandes Ligas era un jovencito y Miñoso un hombre hecho y derecho, y ahora resulta que yo soy mayor que él”. Por este comentario, da la impresión -confirmada por los datos de Manuel sobre su actuacion previa- de que Miñoso comenzó en las Grandes Ligas posiblemente alrededor de los 30 años y, por lo tanto, ya había vivido sus mejores años como pelotero o estaba justo alrededor del pico, manteniéndose como pelotero regular más o menos hasta los 40 años; es decir, las Grandes Ligas vieron sólo la segunda parte de la carrera de Miñoso


   
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(@rodney)
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Excelentes los artículos Manuel, de verdad tengo que reconsiderar mi posición con respecto a Miñoso para el Alter, veo que lo del RoY de 1951 fué un robo descarado, Miñoso fué superior a McDougald en prácticamente todo.


   
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 GONZ
(@gonz)
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Excelente la recopilación de cosas sobre Miñoso, Manuel. Estaba pensando como haría para mantenerlo en mi boleta para cuando las cosas se pongan dificiles en el Alter en el 99, pero algunos hechos expuestos aquí me han convencido aún más de lo que estaba y junto a Santo y Grich creo que será inamovible de mi boleta.


   
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(@mtortolero)
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Porque Miñoso debe estar en el Salón de la Fama de Cooperstown?
Minnie Miñoso fue el 5to jugador negro en la historia de las grandes ligas, el segundo jugador negro en la Liga Americana después de Larry Doby y el primero en la historia de los Medias Blancas de Chicago.
Su año de nacimiento permanece en el misterio ya que la fecha oficialmente declarada por Miñoso al departamento de inmigración de los Estados Unidos fue 29 de noviembre de 1925, cosa que Miñoso sostiene en su autobiografía publicada en los años 90. Sin embargo todas las fuentes bibliográficas incluyendo aquellas contemporáneas a Miñoso en su natal Cuba, como el articulo del año 1952 dan como año de nacimiento a 1922 y cuesta mucho tragarse que Miñoso comenzó su andar en el beisbol semiprofesional cubano en 1937 a los 12 años de edad.
Se piensa que Miñoso quiso parecer más joven para efectos de una posible selección por parte de algún equipo de grandes ligas en los años 40 por la inminente apertura racial en el beisbol, y un factor que se consideraba para seleccionar a los jugadores era su edad. Lo paradójico es que este conflicto ha dañado su caso para el Salón de la fama ya que aparece debutando en 1949 a los 24 años de edad cuando en verdad tenía 27 años.
De hecho aunque sus números en los dos años en las menores de los Indios demuestran que ya en 1949 tenía nivel de grandes ligas, el pertenecer a los Indios de Cleveland lo perjudico puesto que fue relegado debido a que en la 3B los Indios tenían a un fenómeno llamado Al Rosen (y antes que el tenían a Ken Keltner, el mismo de la lista, como regular) y por eso el GM Hank Greenberg prefirió negociarlo a cambiarlo de posición como hicieron los Whitesox.
El dominio de Miñoso en la década de los 50 (entre su verdadero primer año completo, 1951, y 1960, cuando se piensa contaba con 38 años de edad) en la Liga Americana queda demostrado con los siguientes datos:
1) 5 veces en el top10 en MVP voting
2) 9 veces en el top10 en OBP
3) 9 veces en el top10 en Runs
4) 9 veces en el top10 en Total Bases, lider en '1954
5) 9 veces en el top10 en SB, lider 3 veces
6) 10 veces en el top10 en Power/Speed Number, lider 3 veces
7) 8 veces en el top10 en Hits, lider en 1960
8) 8 veces en el top10 en OPS+
9) 3 veces GoldGlove
En la liga Americana durante ese periodo en estadísticas acumulativas y porcentuales se posiciona de la siguiente manera:
HITS: 1. Nellie Fox 1899; 2. MINOSO 1710; 3. Mickey Mantle 1537
Carreras: 1. Mantle 1113; 2. MINOSO 987; 3. Fox 942
RBI: 1. Yogi Berra 935 and Mantle 935; 3. MINOSO 895
DOBLES: 1. MINOSO 291; 2. Harvey Kuenn 268; 3. Nellie Fox 266
TRIPLES: 1. N Fox 85; 2. MINOSO 78; 3. Mantle 60
HIT BY PITCH: 1. MINOSO 162; 2. N Fox 100; 3. Sherm Lollar 95
Bases Robadas: 1. Luis Apparicio 185; 2. MINOSO 184; 3. Jim Rivera 154
BATTING AVERAGE (3000 PA): 1. Ted Williams .336; 2. H Kuenn .313; 3. MINOSO .307 & Mantle .307; 5. Al Kaline .306

Muchos analistas estiman que la discriminacion racial privo a Miñoso de haber jugado lo suficiente en las grandes ligas desde 1946 o 1947, para haber podido acumular 3000 hits, 1500 anotadas, 1500 empujadas y 500 dobles.
Hay un caso muy similar a Miñoso en la historia de los jugadores negros y es Monte Irvin, quien apenas pudo jugar 8 años en las mayores entre los 30 y los 37 años de edad (de 1949 a 1956).
Irvin era una superestrella en las ligas negras y bien pudo haber sido el primer negro en la historia de la mlb pero precisamente su edad fue un condicional importante para que prefirieran a Jackie Robinson. Irvin incluso debuto en las mayores el mismo año que Miñoso y fue exaltado por el comité especial que evaluó a los jugadores de ligas negras en 1973.
La gran diferencia entre Miñoso e Irvin la estamos viendo en como consideran los negros norteamericanos a los latinoamericanos, actualmente con las declaraciones de Tori Hunter, que no pudieron venir mas al caso.
Los negros norteamericanos no consideran negros a los negros latinoamericanos, simplemente los consideran latinoamericanos. Aunque parezca un chiste a Miñoso no lo evaluaron primero como un jugador negro en las Ligas Negras si no como otro Latinoamericano que tuvo oportunidad de jugar en esas ligas, tal como el Patón Carrasquel, por ejemplo (quien por cierto fue quien firmo a Miñoso para jugar en los NY Cubans).
Recuerden que Miñoso en 1945 era negro, latino, pobre y no sabía hablar ingles. Como dice una cancion por alli, antes de enjuiciarlo inmaginense caminado en sus zapatos,
Miñoso debe ser ingresado para el Salón de la Fama por dos aspectos:
1.- Por ser un pionero para los latinoamericanos. La primera superestrella latina no fue Clemente, fue Miñoso.
2.- Por haber sido un gran jugador dominante por una década jugando a la sombra de Mantle y Williams en un parque de pitchers y presumiblemente haciendo el grueso de su carrera después de cumplir los 30 años.


   
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(@rodney)
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Además Manuel, olvidaste mencionar que en ese mismo período, de 1951 a 1960, quedó 8 veces entre los 10 primeros de la liga en AVG.


   
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