Rickey Henderson: Los cinco momentos más grandes de su carrera
Con la triste noticia del fallecimiento de Rickey Henderson a los 65 años, recordamos los momentos más emblemáticos de la carrera de una de las leyendas más icónicas del béisbol. Henderson, considerado el mejor primer bate de la historia, revolucionó el juego con su velocidad, poder y carisma.
A lo largo de sus 25 años en las Grandes Ligas, Henderson dejó un legado imborrable con logros como sus 1,406 bases robadas y 2,295 carreras anotadas, ambos récords históricos de MLB. Aquí están los cinco momentos más destacados de su carrera:
1. Henderson rompe el récord de carreras anotadas (2001)
El 4 de octubre de 2001, jugando para los San Diego Padres, Henderson hizo historia al superar el récord de Ty Cobb de 2,245 carreras anotadas. En un juego contra los Los Angeles Dodgers, conectó un cuadrangular en la tercera entrada frente a Luke Prokopec, logrando la carrera número 2,246 de su carrera. Este logro selló su posición como el mejor anotador en la historia de MLB.
2. El robo número 939 (1991)
El 1 de mayo de 1991, mientras jugaba para los Oakland Athletics, Henderson robó su base número 939, superando a Lou Brock como el líder histórico en bases robadas. Tras el robo, Henderson declaró con su característico estilo: “Hoy soy el mejor de todos los tiempos”. Este momento no solo solidificó su lugar en los récords, sino también su legado como un jugador único.
3. MVP de la Liga Americana (1990)
En 1990, Henderson tuvo una temporada para el recuerdo. Con un promedio de .325, 28 jonrones, 65 bases robadas y un OBP de .439, ganó el premio al Jugador Más Valioso de la Liga Americana. Su desempeño llevó a los Oakland Athletics a la Serie Mundial, donde Henderson fue una fuerza imparable en la postemporada.
4. Su primer anillo de Serie Mundial (1989)
En 1989, Henderson fue clave para que los Oakland Athletics barrieran a los San Francisco Giants en la Serie Mundial. Aunque el equipo contaba con estrellas como José Canseco y Mark McGwire, fue Henderson quien marcó la diferencia con su habilidad para embasarse y su impacto en el juego.
5. Su exaltación al Salón de la Fama (2009)
Aunque no ocurrió en el campo, su ingreso al Salón de la Fama del Béisbol en 2009 fue el reconocimiento definitivo a su brillante carrera. Con el 94.8% de los votos, Henderson dejó claro que su lugar en Cooperstown era indiscutible. Ese mismo año, los Oakland Athletics retiraron su icónico número 24.
El legado de una leyenda
Rickey Henderson no solo fue un jugador extraordinario, sino también una figura carismática que dejó una marca imborrable en el béisbol. Su estilo audaz, tanto en el juego como fuera de él, sigue siendo una inspiración para generaciones de fanáticos y jugadores.
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