Cada 15 de abril, el béisbol se detiene para rendir homenaje a uno de los momentos más valientes y transformadores en la historia del deporte: el debut de Jackie Robinson con los Brooklyn Dodgers en 1947. Ese día, un hombre rompió la barrera del color en las Grandes Ligas. Pero lo que Jackie hizo fue mucho más que batear, correr y fildear: cambió el juego… y cambió el mundo.
Hoy, todos los jugadores, managers y coaches visten el número 42 como símbolo de unidad, coraje y respeto. No hay nombres en los dorsales. No hay distinción de equipos. Solo hay una verdad: sin Jackie, nada de esto sería posible.
El legado de Robinson va más allá de las estadísticas. Fue un All-Star, un MVP, un campeón de Serie Mundial. Pero también fue un pionero, un luchador incansable contra el racismo, un modelo de dignidad bajo presión. En tiempos de segregación y odio, Jackie Robinson demostró que el talento no tiene color… y que la verdadera grandeza se mide en carácter.
Este 15 de abril, cuando veas el 42 en todos los estadios de MLB, recuerda que no es solo un número: es un recordatorio de que el béisbol tiene el poder de abrir puertas, tender puentes y liderar cambios. Jackie lo hizo posible.
Gracias, Jackie. Hoy y siempre, el 42 vive en todos nosotros.