Tras conquistar la World Series de 2024, los Los Angeles Dodgers cerraron oficialmente su gesta con una visita a la Casa Blanca este lunes. Todos los nombres grandes del roster —incluidos Clayton Kershaw, Shohei Ohtani, Mookie Betts y el manager Dave Roberts— asistieron a la ceremonia presidida por Donald Trump, quien elogió al equipo y expresó su deseo de volver a recibirlos en 2025.
Trump calificó a Dave Roberts como “uno de los más grandes managers que ha vestido el azul de los Dodgers”, reconociendo así el peso de su liderazgo. El acto incluyó un emotivo discurso de Kershaw, quien no pudo lanzar en la postemporada por lesión pero se mostró “impresionado” por el empuje del equipo hacia el título. Luego, entregó al presidente un jersey de los Dodgers con el número 47, gesto simbólico que cerró el acto protocolario.
En privado, Trump también se reunió con el MVP de la MLB, Shohei Ohtani, en el Despacho Oval. Aunque no se revelaron detalles del encuentro, el solo hecho de juntar dos figuras tan influyentes —política y deportivamente— añade una dimensión histórica al evento.
La presencia de Roberts y Betts no pasó desapercibida. Ambos habían expresado anteriormente reparos ante la idea de visitar la Casa Blanca durante una presidencia de Trump. En 2018, Betts decidió no acompañar a los Red Sox tras su campeonato, pero esta vez declaró que no quería que su ausencia generara controversia. Su decisión de asistir en 2025 habla del enfoque maduro de un clubhouse que antepone la unidad y el legado colectivo.
Con esta ceremonia, los Dodgers cierran el capítulo triunfal de 2024. Pero si algo quedó claro en Washington es que el equipo no vive del pasado: su arranque de 9-2 en los primeros 11 juegos de 2025 es prueba de que el hambre de gloria sigue intacto. La rotación, a pesar de lesiones, se mantiene dominante, y el lineup encabezado por Ohtani, Freddie Freeman y Betts ha respondido con contundencia.
El equipo no solo quiere visitar la Casa Blanca. Quiere hacerlo como campeón nuevamente. El viaje a Washington fue una celebración, sí, pero también una declaración de intenciones: los Dodgers no se conforman con un solo anillo.