Cuando Rafael Devers conectó un doble al jardín derecho en el quinto inning ante Baltimore, muchos fanáticos de Boston Red Sox respiraron aliviados. El batazo rompió una cadena de 19 turnos sin hit, una de las peores rachas de su carrera, pero sobre todo puso fin a un dato escalofriante: 15 ponches en sus primeros cinco juegos, un récord histórico en MLB para ese tramo, según ESPN.
El batazo, que permitió anotar a Ceddanne Rafaela, llegó ante una curva de 79 mph de Zach Eflin, y puso momentáneamente en ventaja a los Red Sox. Pero el foco del análisis no puede quedarse solo en ese momento puntual.
Antes del inicio de esta campaña, Devers dejó la tercera base para asumir un rol exclusivo como designated hitter (DH). Este cambio, lejos de ser solo posicional, parece haber afectado su rendimiento ofensivo. La evidencia reciente respalda esta hipótesis: el caso de Byron Buxton es ilustrativo. En 2023, mientras actuó como DH de Minnesota Twins, Buxton bateó para .207 en 85 juegos. En 2024, al regresar al jardín central, su promedio subió a .279 en 102 encuentros. La pérdida de ritmo y participación defensiva puede influir más de lo que parece.
Aun así, Devers no es cualquier jugador. En nueve campañas con Boston, ha sido tres veces All-Star y ha ganado dos Silver Sluggers. Su historial sugiere que este bajón puede ser pasajero, pero el arranque de 2025 deja dudas legítimas sobre la conveniencia del cambio a DH, especialmente cuando aún queda por ver si logrará recuperar su timing y consistencia en el plato.
Habrá que seguir de cerca cómo evoluciona esta transición. ¿Será solo una mala semana, o el indicio de un patrón más preocupante?