Tres lanzamientos. Tres jonrones.
Así comenzó el sábado más salvaje que haya vivido Nestor Cortes en su carrera. En su regreso al Yankee Stadium como visitante, y en su debut con los Brewers, Cortes fue recibido con tres cuadrangulares consecutivos en los tres primeros pitcheos del juego: uno de Paul Goldschmidt, otro de Cody Bellinger y uno más, descomunal, de Aaron Judge.
Según Elias Sports Bureau, jamás en la historia de MLB se había iniciado un juego con jonrón en los primeros tres lanzamientos. Y eso fue solo el principio.
Aaron Judge conectó un total de tres jonrones en sus primeros tres turnos, incluyendo su noveno grand slam en Grandes Ligas, y terminó con 8 carreras impulsadas, un nuevo tope personal. Además, acumuló 14 bases totales, y ya suma 16 bases totales en los primeros dos juegos de la temporada, la mayor cantidad para cualquier jugador en los primeros dos juegos de su equipo en los últimos 100 años.
Récords por doquier
Los Yankees conectaron un récord de franquicia de nueve jonrones en el juego, igualando la marca de los Reds de 1999 y quedando a uno del récord absoluto de la MLB (10, logrado por los Blue Jays en 1987). Además, se convirtieron en el primer equipo en la historia en conectar siete jonrones en los primeros tres innings.
La ráfaga ofensiva incluyó bambinazos de Austin Wells, Anthony Volpe, Jazz Chisholm Jr. y Oswald Peraza. Cinco de ellos fueron contra Cortes, que fue sacado sin outs en el tercer inning tras permitir 8 carreras y 5 boletos.
Fue una actuación tan desastrosa que Cortes abandonó el estadio sin hablar con la prensa, algo inusual para él, quien en el pasado siempre había dado la cara, incluso en momentos dolorosos como el grand slam que permitió a Freddie Freeman en la Serie Mundial del año pasado.
Una visita amarga para Cortes
El regreso al Bronx fue confuso desde el principio para Nestor Cortes. Tras haber jugado cuatro temporadas con los Yankees, el lanzador cubano tuvo dificultades incluso para encontrar su camino en los túneles del estadio. Lo que parecía una anécdota pintoresca, terminó siendo la antesala de una de las peores salidas de su carrera.
Sin comando, con una recta más lenta de lo habitual (promediando apenas 90 mph) y totalmente vulnerable ante el poder de los bates neoyorquinos, Cortes fue blanco fácil. Los fanáticos lo recordaban como el carismático lanzador de delivery engañoso que se ganó un sitio en el corazón del Bronx, pero esta vez solo vieron a un rival completamente superado.
Judge, con la mirada en el objetivo
A pesar del festín ofensivo, Aaron Judge mantuvo los pies en la tierra. Recordó la derrota en la Serie Mundial del año anterior y recalcó que el enfoque está en el largo plazo:
“Estamos en una misión”, dijo. “Muchos estamos dolidos por lo que pasó el año pasado. Esto empieza ahora, preparándonos”.
Aunque se quedó a un par de metros de ser el jugador número 19 en la historia en conectar cuatro jonrones en un juego, Judge dejó claro que lo suyo no es perseguir récords personales, sino liderar a los Yankees hacia el anillo que se les escapó.
Conclusión
El espectáculo de jonrones que ofrecieron los Yankees en este juego pasará a los libros de historia, pero también deja lecciones de enfoque, humildad y perspectiva. Para Aaron Judge, fue una jornada memorable. Para Nestor Cortes, una pesadilla que nunca olvidará. Y para los fanáticos, un recordatorio de que el béisbol siempre puede ofrecer algo que jamás hemos visto antes.