La primera offseason de Buster Posey como presidente de operaciones de béisbol en los San Francisco Giants fue tan inesperada como contradictoria. Pese a firmar al campocorto Willy Adames por siete años y $182 millones —el contrato más alto en la historia de la franquicia— y al veterano Justin Verlander por un año y $15 millones, las expectativas generadas por la salida de Farhan Zaidi no terminaron de cumplirse en cuanto a refuerzos de impacto.
Adames, pretendido por equipos como Yankees, Astros, Red Sox o Phillies, no es un jugador del calibre de Shohei Ohtani o Aaron Judge, pero sus números son sólidos. Promedió 28 jonrones por temporada en los últimos cuatro años, incluyendo un tope personal de 32 en 2024, además de 21 bases robadas (su mejor marca) y un walk rate del 10.8%. Comparado con la ofensiva de los Giants en 2024, ningún jugador del equipo igualó esos registros.
El movimiento busca resolver una necesidad clara en el infield, donde Matt Chapman ya había sido asegurado por $151 millones y seis años a finales de la temporada pasada, con un rol clave de Posey en la negociación. Ahora, ambos compartirán el lado izquierdo del cuadro, lo que podría revitalizar la defensa de Adames, que decayó notablemente en 2024.
En el montículo, el fichaje de Verlander es una apuesta de alto riesgo. Con 42 años, viene de una campaña plagada de lesiones, apenas lanzó 90.1 innings con efectividad de 5.48. Sin embargo, los Giants confían en que el veterano aún pueda aportar, tras haber ganado el Cy Young tan recientemente como en 2022. La rotación estará liderada por Logan Webb, con Robbie Ray (quien no optó por salir de su contrato de $50M), Jordan Hicks y jóvenes como Kyle Harrison o Landen Roupp completando el grupo.
Las pérdidas de Blake Snell, Michael Conforto, Thairo Estrada y Mark Canha reducen la profundidad. En su lugar, llegaron algunos nombres vía waivers y ligas menores como Sam Huff, Max Stassi y Joey Lucchesi. El bullpen también sufrió, con el traspaso de Taylor Rogers a cambio del prospecto Braxton Roxby, dejando a Erik Miller como único zurdo en el relevo. A pesar de su bajón en 2024, Camilo Doval permanece, siendo más barato y con mayor proyección que Rogers.
En cuanto a movimientos no concretados, San Francisco mostró interés por estrellas como Kyle Tucker, Luis Robert Jr., Pete Alonso, Juan Soto y Roki Sasaki, pero no logró cerrar ninguna de esas operaciones. Incluso en casos como el de Corbin Burnes, las ofertas no fueron lo suficientemente agresivas, según el propio lanzador.
Una de las razones podría ser la prudencia económica. A pesar del contrato de Adames, el payroll estimado de 2025 es de $176.1M, una notable reducción respecto a los $206.1M de 2024. Además, la cifra del CBT cae a $217.4M, lo que podría indicar una estrategia de ahorro para futuras ventanas de gasto.
En resumen, la offseason de los Giants presenta señales contradictorias: inversión en figuras clave, pero pocas mejoras reales en la profundidad del roster. Posey y el nuevo GM Zack Minasian parecieron activos en negociaciones, pero sin estar dispuestos a sacrificar prospectos como Bryce Eldridge, su mejor talento joven. Las piezas están, pero muchas deben rendir por encima de lo esperado para que San Francisco supere el 80-82 de 2024 y compita en una NL West cada vez más brutal.
Fuente original: Mark Polishuk para MLB Trade Rumors
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Traducción al español vía Google Translate