En los últimos años, los Los Angeles Dodgers se han consolidado como la organización más dominante en MLB, pero esto no se debe exclusivamente a su capacidad económica. Su éxito va mucho más allá de los dólares y está respaldado por un sistema de desarrollo, análisis y liderazgo de clase mundial. El artículo original de Michael Baumann en FanGraphs explora por qué la narrativa de implementar un tope salarial en MLB es un argumento vacío y contraproducente.
En 2023, los Dodgers ganaron 100 juegos, firmaron a Shohei Ohtani y Yoshinobu Yamamoto, y en 2024 dominaron la liga con el mejor récord y un título de Serie Mundial, con Ohtani como MVP de la Liga Nacional. Además, añadieron nombres como Blake Snell, Roki Sasaki y Teoscar Hernández a su roster. ¿Cómo lo logran? El artículo profundiza en cómo el atractivo de la organización, más allá del dinero, marca la diferencia.
La narrativa de un tope salarial ignora un punto clave: la competitividad en MLB es mayor de lo que parece. De hecho, la última defensa exitosa de un título ocurrió en el año 2000. Incluso las ligas con topes salariales, como la NHL, no han conseguido balance competitivo; en cambio, han provocado pérdidas económicas y temporadas truncadas, como ocurrió en las tres huelgas del hockey entre 1994 y 2013.
Los Dodgers no solo invierten en jugadores, sino en infraestructura: cámaras, entrenadores, doctores, y tecnología avanzada. Esto les permite convertir a jugadores como Max Muncy y Chris Taylor en All-Stars. Además, su capacidad de reclutar talento se complementa con su reputación, ciudad y cultura organizativa. Otros equipos, como los Baltimore Orioles con el desarrollo de bateadores o los Cleveland Guardians con lanzadores, tienen herramientas para competir, pero necesitan construir mejores sistemas en lugar de pedir reglas que limiten a los demás.
Un ejemplo claro es el caso de Roki Sasaki. Su decisión de unirse a los Dodgers no tuvo tanto que ver con dinero, sino con el entorno competitivo y la visión a largo plazo que ofrece la organización. Esta diferencia demuestra que el dinero no lo es todo, sino el “deseo institucional” y la capacidad de ofrecer algo único.
La clave está en invertir en desarrollo y aprovechar los recursos de manera estratégica. Más que un tope salarial, los equipos necesitan creatividad y compromiso. Como concluye Baumann: no culpes al sistema; culpa a los equipos que no están dispuestos a intentarlo.
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