Stuart Sternberg, propietario de los Rays de Tampa Bay, ha sido uno de los líderes más influyentes y exitosos en la MLB durante las últimas dos décadas. Sin embargo, su gestión parece estar en una encrucijada. El acuerdo para construir un nuevo estadio en St. Petersburg, Florida, está en peligro, y las voces que sugieren que Sternberg debería vender el equipo para permitir que otros garanticen un futuro más estable en Tampa comienzan a ganar fuerza.
El problema del estadio
El actual Tropicana Field sufrió daños graves tras el paso del huracán Milton en octubre de 2024, y los Rays están obligados a jugar en el estadio de primavera de los Yankees, George M. Steinbrenner Field, durante al menos la temporada 2025. El retraso en la aprobación de fondos para el nuevo estadio en St. Petersburg complicó aún más la situación. Aunque la ciudad aprobó su contribución de $287.5 millones, Pinellas County ha mostrado resistencia, lo que podría retrasar la apertura del estadio hasta 2029.
Además, las relaciones entre Sternberg y los líderes locales no son las mejores. Algunos comisionados, como Chris Latvala, han expresado abiertamente su desconfianza hacia el propietario. Mientras tanto, los funcionarios de Tampa han mostrado poco entusiasmo hacia él tras el fallido intento de construir un estadio en Ybor City en 2017.
Una trayectoria de éxitos deportivos
Bajo el liderazgo de Sternberg, los Rays han sido un modelo de eficiencia en el béisbol. Desde que asumió como socio gerente en 2005, el equipo ha jugado en dos Series Mundiales (2008 y 2020) y ha innovado tanto en estrategias como en desarrollo de talento. A pesar de sus éxitos en el campo, los Rays han lidiado constantemente con problemas de asistencia, ocupando los últimos lugares en entradas desde 2010.
¿La solución? Una posible venta
Si Sternberg no logra cerrar el acuerdo para el estadio en St. Petersburg o explorar opciones en Tampa, vender el equipo podría ser la mejor solución. Según informes, existen compradores interesados en Tampa dispuestos a financiar un estadio en Ybor City, lo que podría garantizar el futuro del béisbol en la región.
El legado de Sternberg está en juego. Si bien sus empleados y los resultados del equipo hablan bien de su gestión, su incapacidad para asegurar un nuevo hogar para los Rays amenaza con opacar sus logros. El tiempo dirá si logra salvar el acuerdo del estadio o si decide dar un paso al costado para permitir que nuevos dueños aseguren un futuro brillante para los Rays.